Su constitución no se hizo efectiva hasta dos años después, el 22 de julio de 1319, cuando durante un acto celebrado en Barcelona al que asistieron el rey, el abad de Santes Creus y el comendador de la orden de Calatrava en Alcañiz, el noble Guillen de Erill –propuesto directamente por Jaime II– fue investido como primer Gran Maestre de la Orden de Santa María de Montesa. El mandato de Erill sería muy breve, pues falleció ese mismo año, pero su muerte sirvió para evidenciar que la nueva milicia estaba bajo la influencia directa de la monarquía aragonesa.
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